domingo, 14 de junio de 2015

DERROTA DEL PP, POR EL APAREAMIENTO DE LA IZQUIERDA, SEGÚN CAMPO VIDAL

Las reacciones de un pueblo contra sus opresores, nunca son "apareamientos". Quien echa al paro a un pueblo trabajor, rescatando a la banca, es un criminal.

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Resulta gracioso ver las tardías reacciones de los acomodados y acomodaticios periodistas, que nos han informado ( O, desinformado) durante tantos años de régimen abusador.

Aquí no hay ningún apareamiento porque el cabreo universal es asexual. Este no es problema de izquierdas y derechas. Éste es el colmo de un trato abusivo por parte de los INDIGNOS, produciendo INDIGNADOS por doquier. El 15M, los indignados gritaron, gritaron de forma "escandalosamente silenciosa" en la Puerta del Sol, el grito se expandió desde el K=0, a todo el territorio nacional. Saltó las fronteras y se extendió por todo el mundo, llegó a todas partes, menos al palacio de La Moncloa. Los tiranos se negaron a atender, creyeron que jugarían con nosotros, como venían haciendo cotidianamente, y metieron la pata.

Nada tiene que ver, la falsa acusación de Campos Vidal de "El apareamiento de la izquierda", con la reacción espontánea de los abusados. La espontaneidad la han formado todos, los de una lado y los del otro. Por otra parte, tampoco tiene mucha razón de ser que un periodista, colaborador del chupe, acuse de lo que le venga en gana. El mal que yo padezco, como español, no es lo que me cuentan, es lo que me han hecho. Mi daño no se debe a una escena de cama, se debe a un execrable acto de cadalso. El periodista que trata de engañarnos, evidentemente, sufre el síndrome de la "indefensión aprendida", practicada como única consigna al chupar de la misma teta desde su juventud.

La España sufridora, se ha sacudido la caspa de la vil explotación y ha ido a depositar su voto, según su obligación de autodefensa, por puro sentimiento vital y como protección de sus familias, pero...: Con los bolsillos vacíos. Esto es lo que la derechona española, aún no ha entendido. Nos han jodido demasiado y hemos buscado nuestra libertad y nuestra justicia, por nuestra propia cuenta. Solo eso..., solo eso.

Los de abajo nos hemos movido y los de arriba, con sus periodistas clásicos incluídos, se han caído.

Lo de la nueva sociedad es una protesta del pueblo contra el abuso de una pandilla de indignos.

El miedo, ya está en el otro lado. Ahora tendrán que estudiar con quién se podrán aparear ellos. Los periodistas, todos, tendrán que replantearse cómo contar las cosas que los ciudadanos deciden. Les gusten o no.

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DIARIODELEON.es

LA SEMANA

El apareamiento de la izquierda cambia España




    mANUEL CAMPO VIDAL 14/06/2015

Lo que está pasando es muy fuerte. En España no sólo cambiaron radicalmente los ayuntamientos ayer. Que no se nos pase por alto la retirada del ducado de Palma a la infanta doña Cristina, decidido por su hermano el rey don Felipe, con polémica posterior en los medios que certifica la ruptura profunda de una familia, la real en este caso. Y añádanle el hecho sin precedentes de que Mariano Rajoy se detenga ahora a hablar con los periodistas y encima les anime a hacer más preguntas, cuando antes sólo se les aparecía por plasma. Insólito. Estamos sin duda en una España nueva, antesala de la que llegará antes de fin de año. En septiembre, Artur Mas tiene convocadas unas elecciones plebiscitarias muy orientadas a superar su propia marca: perder doce diputados, como en las últimas, también adelantadas. Un prodigio de estadista. Y poco después unas generales apasionantes, la gran incógnita.

Algunos analistas dan por hecho, proyectando resultados de municipales a legislativas, un gobierno de izquierdas que pugnan por presidir Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, empeñado en superar en votos al PSOE. «Si no es así —nos comenta el líder de Podemos— nuestra situación será muy complicada si tenemos que optar entre apoyar a Sánchez o dejar gobernar al PP». Y ojo con Ciudadanos, que reparte poder ahora a populares y socialistas «confiando en que le devolverán los favores en su momento», según aventura Albert Rivera.

Nada está decidido porque el PP perdió el 24 de mayo dos millones y medio de votos, pero Ciudadanos obtuvo sólo 1.100.000, que ya es. O sea, que hay casi millón y medio millón de votos populares en casa porque la derecha, cuando se enfada, no vota. Por eso las Mareas desalojaron ediles populares en A Coruña, Santiago o Ferrol y en Zamora se produjo el milagro de un alcalde de Izquierda Unida, un bedel de instituto, colega de profesión de Rafa Louzán, presidente popular al que van a echar de la Diputación de Pontevedra. Él sabe bien porqué.

Llevar a ese millón de votantes populares a las urnas es ahora la obsesión de Rajoy, que por eso se para a hablar ahora con los periodistas, a los que comunicará de forma inminente, un cambio de gobierno. Apuesten por Cospedal como ministra y mayor relevancia para Alfonso Alonso. Invitado a un acto como titular de Sanidad para dentro de dos semanas, un colaborador responde: «¿En calidad de qué?» Sólo Dios y Mariano lo saben.

Pero hay más cosas. Un prestigioso profesor sostiene que la dicotomía en España «no es en el fondo entre derecha e izquierda, sino entre lo nuevo y lo viejo». Algo de eso hay aunque Manuela Carmena, flamante alcaldesa de Madrid y Angel Gabilondo, entre otros, lo desmientan. El análisis de Boi Ruiz, un médico independiente, pero no independentista, que dirige la sanidad catalana, es más gráfico: «El corte está entre lo limpio y lo sucio». Vuelta de tuerca: «Pero eso vale también para Convergencia». Está de acuerdo. ¿Alguien pensaba que el escándalo Pujol saldría gratis? ¿Y que el expolio valenciano de dos décadas no le pasaría factura al PP? ¿Y que la novela negra madrileña con compra de dos diputados socialistas para elegir a Esperanza Aguirre, más el espionaje entre sus consejeros y las corruptelas sin fin iban a ser premiadas por un electorado que soporta seis años de crisis? No simplifiquemos: hay una batalla entre lo nuevo y lo viejo sí, pero también una voluntad de corte entre lo limpio y lo sucio, entre las mayorías abusivas y la herencia el 15-M. Este es otro país.

Pactos ha habido a mansalva y ensañamiento en algunos casos también. El PP lo denuncia en Marbella, Badalona y Vitoria, al menos, y lo recordará a diario para erosionar a Pedro Sánchez. Ha pasado lo que pronosticó Antonio Hernando: «El 24 de mayo nos irá sólo bien y el 13 de junio muy bien». El apareamiento de la izquierda ha dado sus frutos, salvo en Gijón, Oviedo y alguna otra ciudad con personajes irascibles. ¿Será la sidra?

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