Como buen romo hacia el futuro, ha conseguido que le domine el hábito y ha quedado condicionado por su propia incapacidad. Se ha creído que el pueblo era el capricho que sentía dentro de si, ha despreciado todo y a todos. En su engreimiento se ha creído dios y que estaba en el Olimpo y de la misma forma que no ha sabido seleccionar sus sueños, no ha sido capaz de despertar.
A Eduardo Punset, en sus tiempos de ministro de Adolfo Suarez, le oí decir que había que tener cuidado al subir la escalera hacia el poder, porque todo los que se cruzaban con el, cuando bajaban, le estarían esperando abajo a que el lo hiciera. El caballerete de La Moncloa ha ignorado todo ésto. Ha creído que el era el ombligo del mundo. No ha respetado a la ciudadanía, ha hecho mas enemigos que amigos, ha hecho mas daño de lo que debía, ha participado en todos los beneficios que a los demás ha negado, se ha cargado muchos millones de ilusiones de los recortados y ha llegado a creer en el obligado servilismo del PSOE a sus caprichos.
No ha sido capaz de entender que se ha pasado maltratando a todo un pueblo y que la gente tiene derechos de defensa y de supervivencia. No sabe que los partidos son apoyados por la ciudadanía, o desaparecen. Ahí están UPyD, Vox, IU y algunos mas. Y para finalizar, se ha creído, joven, guapo, y sabio, cuando realmente ha sido patético, engreído, falso y mentiroso.
A la derecha que nos ha estado malgobernando, no la ha echado del poder el PSOE, la ha echado el pueblo, los engañados, los recortados, los necesitados, los indignados, y ha sido por su única y exclusiva culpa.
Así ha sido y así debe aceptarlo, si le gusta como si no. Rajoy ha demostrado cual es la diferencia entre la gracia y la cabronada con el pueblo español. Gracia es lo que él hacia, cabronada es lo que el pueblo padecíamos.
PSOE, C's, PODEMOS, COMPROMIS..., somos todos y han ganado los mas. Cuando los de abajo se mueven, los de arriba, se caen. Tic-tac..., tic-tac..., tic-tac..., noviembre/2015 está ahí, a tiro de pìedra.
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DIARIODELEON.es
LA VELETA
La ira de Rajoy
antonio papell 08/06/2015
Rajoy está manifiestamente molesto porque el PSOE ha decidido no acompañarle en su intento de mantener la hegemonía. Como es conocido, el PP ganó las elecciones locales del 24M por el 27% de los votos, seguido de cerca por el PSOE con el 24%, pese a lo cual es notoria una mayoría de izquierdas en el espectro político, que hubiera sido todavía más llamativa si Podemos se hubiera presentado en todas las circunscripciones. Y ahora Rajoy defiende la absurda tesis de que debe gobernar la lista más votada —aun cuando el signo político de la mayoría sea diferente—, al tiempo que pretende que, en aras de la moderación y la estabilidad, el PSOE se brinde a pactar con el PP.
De entrada hay que decir que el pacto PP-PSOE, formaciones antagónicas que han sostenido la dialéctica política desde los 80, no tiene sentido, salvo en casos de emergencia nacional o de gran interés de Estado (es lógico el consenso entre ambos ante el problema catalán, pongamos por caso). El PP ha cometido demasiados errores en esta legislatura, por lo que cualquier connivencia con él produciría franca contaminación. El caso de Valencia es paradigmático: tanto Fabra como Rita Barberá ganaron las elecciones con resultados bajísimos. El 25,71% en el ayuntamiento y el 26,25% en la comunidad, y ello a pesar de los gravísimos escándalos que han afectado a los políticos populares de la comunidad, y que no vale la pena recordar aquí porque están en la mente de todos. ¿Qué debería hacer el PSOE en estos casos? ¿Intentar pactar con le PP para cerrar el paso a Podemos, Ciudadanos, y Compromis? ¿Salir en socorro de la formación que ha protagonizado los episodios más turbios de la democracia, que mantienen en prisión a varios prohombres de la política popular valenciana? ¿O contribuir al cambio? El PP y el PSOE ya se equivocaron en algún momento al tratar de taparse mutuamente las vergüenzas, como fue el caso de Bankia, cuando ambos se negaron a crear una comisión de investigación. Tuvo que ser UPyD la que interpuso la correspondiente denuncia, que destapó el pastel.
¿Acaso quiere Rajoy que se mantenga aquella confabulación que la gente llegó a llamar PPSOE? Denunciar por «sectarismo» a Pedro Sánchez por prestarse a cooperar con unas formaciones «nuevas» que han nacido como reacción a los abusos del establishment es demagógico. Y calificarle de ‘radical’ por prestarse a completar mayorías con Podemos es una exageración que ya no cuela. En el terreno municipal y autonómico, los programas de Podemos no son más ‘radicales’ que los que exhibió en otro tiempo Izquierda Unida. Ni hay radicalización ni deriva totalitaria ni zarandajas: lo que se persigue es demostrar a la ciudadanía que es posible cambiar las cosas, echar a los corruptos y gobernar de otra manera. Porque tampoco es democrático afirmar que fuera de las políticas populares sólo nos espera el caos.
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